Economía Lineal vs Economía Circular ¿Ha cambiado el mercado?

Coaching para Gerentes
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Economía Lineal vs Economía Circular ¿Ha cambiado el mercado?
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El gerente de éxito es aquel que mes a mes aprende y avanza en temas nuevos, mejora su competencia y adquiere criterio para conocer acerca de lo que muchos hablan, pocos entienden, pero que en definitiva esta de moda, como lo es el caso de la economía lineal vs la economía circular.

En este episodio, descubra sin tintes la realidad de una y de otra; más el papel del inversionista y le garantizamos que al final de este capitulo usted también dominara el tema al dedillo.

El mercado lineal vs mercado circular

En la arena empresarial contemporánea, se libra una batalla de modelos: por un lado, la tradicional economía lineal, y por el otro, la novedosa economía circular. Mientras que el modelo lineal sigue la filosofía del «usar y tirar», alimentándose vorazmente de recursos como si el planeta tuviera un botón de reinicio, la economía circular juega al reciclaje chic, reutilizando y regenerando lo que antes iba directo al basurero.

La economía lineal, con su sed insaciable de producción masiva y consumismo acelerado, rara vez se detiene a contemplar las cicatrices que deja en el medio ambiente. En cambio, el modelo circular no solo aboga por abrazar la sostenibilidad, sino que promete transformarla en el nuevo motor económico. ¿Su estrategia? Un uso más inteligente y prolongado de cada recurso, que bien podría darle a la madre naturaleza un respiro merecido.

Sin embargo, la transición del despilfarro al aprovechamiento no es un camino de rosas. Requiere una metamorfosis completa de las operaciones empresariales, inversiones audaces en nuevas tecnologías y un cambio radical en la mentalidad de productores y consumidores. Además, sin un empujón regulatorio y políticas gubernamentales que incentiven y promuevan estas prácticas sostenibles, el viaje podría ser más bien una utopía.

Mientras que la economía lineal es el viejo rockero que no muere y la economía circular es la nueva onda verde que promete estabilidad…, resiliencia y un futuro menos apocalíptico. Pero, claro, cambiar de disco no solo requiere nuevos ritmos, sino también bailarines dispuestos a aprender los nuevos pasos.

La realidad no romantizada de cómo el mercado ha cambiado… ¿o no?

Sumergirse en el mercado actual es como bucear en un océano donde, en lugar de peces, encontramos productos baratos volando de estante en estante. Aunque la economía circular intenta ser el hechizo mágico que cure nuestros males ambientales, la varita parece estar rota. Resulta que, independientemente de cuánto se predique sobre sostenibilidad, el consumidor medio, influenciado por su billetera más que por su conciencia verde, sigue optando por lo más económico.

La transición del modelo lineal al circular no es una simple metamorfosis, sino más bien una operación quirúrgica compleja en el corazón del consumo.

En las últimas décadas, especialmente en Asia, hemos sido testigos de un auge del modelo de consumo masivo, donde la rapidez y los bajos costos reinan. Esta fiesta de producción rápida y barata ha ignorado olímpicamente la sostenibilidad del ciclo de vida de los productos.

Ahora, abrazar la economía circular no es solo poner un par de contenedores de reciclaje y esperar lo mejor; implica inversiones significativas en tecnologías sostenibles y cambios drásticos en los procesos de producción. Y sí, todo esto tiene un precio, que a menudo se traslada al consumidor, haciendo que los productos circulares parezcan lujos inalcanzables para muchos.

Mientras tanto, algunos líderes empresariales intentan navegar en estas aguas turbulentas, promoviendo prácticas circulares que, a veces, se sienten más como estrategias de marketing que como compromisos genuinos con la sostenibilidad. Este escepticismo no es infundado, y añade otra capa de complejidad a la ya difícil tarea de vender la idea de un mercado completamente circular.

El papel de los inversionistas entre la economía lineal y el mercado circular

Oh, el audaz mundo de la economía circular, donde los inversionistas son tanto héroes como escépticos. Si bien la idea de invertir en negocios que abrazan la circularidad suena tan moderna como un Árbol con turbinas en la autopista, la realidad para muchos inversionistas es más cómo manejar un coche clásico sin dirección asistida.

  • En una esquina del ring, tenemos a esos valientes inversores de impacto, esos caballeros de la sostenibilidad, que se lanzan con armaduras brillantes hacia las promesas de beneficios a largo plazo y la alineación con futuros regímenes regulatorios más estrictos. Estos visionarios están más que dispuestos a poner sus monedas de oro en empresas que piensan más allá del hoy, buscando innovaciones y adaptaciones que hagan girar el ciclo de producción hacia un mañana más verde.
  • En la otra esquina, están los inversionistas tradicionales, esos pragmáticos del mercado que miran con recelo el brillo verde del circular. No por falta de conciencia ambiental, sino por el espejismo financiero que a veces presenta: altos costos iniciales, retornos a largo plazo que requieren más paciencia que un santo, y una volatilidad que podría hacer sudar incluso al más frío de los corredores de bolsa.

Y no olvidemos la ironía de esos grandes contaminadores, aparentemente comprometidos con la causa circular mientras secretamente acunan sus beneficios lineales. Promueven ferias y campañas con un entusiasmo que podría enrojecer a cualquier político en campaña, pero ¿es genuino su fervor, o simplemente una manera elegante de «lavar» su imagen mientras desvían la atención de sus pecaminosos hábitos de hacer dinero?

Lo feo, lo malo y lo peor de la Economía Circular en un Mercado Lineal

La economía circular, ese unicornio verde de la modernidad empresarial, enfrenta más de un tropiezo cuando intenta bailar al ritmo de la economía lineal.

Veamos lo feo, lo malo y lo peor de este noble pero a veces quijotesco esfuerzo:

  • Lo feo radica en la cruda realidad de intentar adaptar el reciclaje y la reutilización en un mundo adicto al usar y tirar. La infraestructura necesaria para la economía circular es como intentar plantar un jardín en un desierto; requiere esfuerzos titánicos y una transformación radical de lo establecido. Mientras las cadenas de suministro lineales giran a toda velocidad, los sistemas circulares tropiezan con los costos astronómicos de la innovación tecnológica sin un bastón fiscal o político en el que apoyarse.
  • Lo malo surge cuando intentamos convencer a los inversionistas de poner su dinero en estas iniciativas. La economía circular les guiña el ojo con promesas de beneficios a largo plazo, pero estos jueces de la inversión miran desconfiados, preocupados por los retornos lentos y la aceptación incierta del mercado.
  • Lo peor es la utopía de un mundo sin desperdicios, un ideal maravilloso pero increíblemente difícil de alcanzar. Las tecnologías actuales aún no están a la altura de este sueño, y convencer a los consumidores de pagar más por productos reciclables es una batalla cuesta arriba contra la economía de la conveniencia y el costo.

Ante el combate entre la Economía Lineal vs la Economía Circular, el mercado circular juega al héroe ambiental, el mercado lineal sigue siendo el villano favorito por su eficacia y conveniencia.

Por lo que es crucial aplicar una Inteligencia Viva a cada escenario, dado que sin un cambio drástico en la infraestructura económica y la mentalidad global, la economía circular podría permanecer en el reino de lo ideal, más que en la práctica común.

La síntesis: Los subsidios, la carga taxativa y la preferencia del consumidor

Ah, los subsidios y los impuestos, los dulces sueños y las pesadillas de cualquier aspirante a economista circular. Por un lado, los entusiastas de este modelo económico parecen vivir en un idilio fiscal, soñando con subsidios jugosos y cortes impositivos que hagan de la sostenibilidad no solo una opción, sino una ganga.

Sin embargo, aquí entra el detalle picante: cada beneficio fiscal otorgado hoy podría transformarse en un recargo tributario mañana: ¡Sorpresa! Al final, todos pagamos la cuenta, de una forma u otra…

Ahora, hablemos del consumidor en cuanto a la disyuntiva entre la Economía Lineal vs Economía Circular. Sin duda el cliente es el rey indiscutible del mercado que, aunque cada día más consciente y moralmente comprometido, sigue teniendo el bolsillo por brújula.

En un mundo perfecto, todos elegiríamos lo orgánico, lo reciclable, lo verde… pero en el supermercado de la vida real, el precio sigue siendo el rey. Y ahí es donde la economía circular a menudo pierde su brillo: cuesta más, y no todos están dispuestos o pueden pagar el premium de ser eco-amigables.

Ante todo lo dicho sobre la batalla por la Economía Lineal vs Economía Circular es claro que la economía lineal en la actualidad gana por knockout; pero no todo es tristeza y desesperanza…, desde nuestro palco ofrecemos servicios de Coaching Gerencial a negocios que emplean la economía circular con mucho éxito y que compiten sin sonrojos contra competidores del mercado lineal y hemos logrado posicionar en la intención de compra del consumidor, no obstante, nuestro trabajo siempre es plantear la realidad tanto para su análisis como para que a la hora de afrontar el combate en el ring de las urnas, se de como resultado que nuestros clientes no solo estén preparados para recibir los golpes, si no también para darlos.

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